El Suelo (tipos de suelo y Características del suelo)

Características del Suelo:



1.    La textura
Depende de la proporción de variadas partículas minerales de diversos tamaños presentes en el suelo que  conformar un sustrato. Según sea el tamaño, porosidad o absorción del agua en la partícula del suelo o sustrato, puede clasificarse en 3 grupos básicos que son: la arena, el limo y las arcillas.
Según su tamaño, estas partículas se clasifican en cuatro grupos:
·         pedregosos (predominan los fragmentos rocosos)
·         arenosos (predominan las arenas)
·         limosos (predominan los limos)
·         arcillosos (predominan las arcillas)

2.    La estructura
Es la forma en que las partículas del suelo se reúnen para formar agregados o el estado del mismo, que resulta de la granulometría de los elementos que lo componen y del modo como se hallan éstos dispuestos. La evolución natural del suelo produce una estructura vertical estratificada (no en el sentido que tiene estratificación en ecología) a la que se conoce como perfil. Las capas que se observan se llaman horizontes y su diferenciación se debe tanto a su dinámica interna como al transporte vertical. Se distinguen distintos tipos: esferoidal (agregados redondeados), laminar (agregados en láminas), prismática (en forma de prisma), blocosa (en bloques), y granular (en granos).

3.    La consistencia del suelo
La consistencia del suelo es la firmeza con que se unen los materiales que lo componen o la resistencia de los suelos a la deformación y la ruptura. La consistencia del suelo se mide por muestras de suelo mojado, húmedo y seco.
En los suelos mojados, se expresa como adhesividad y plasticidad, tal como se define infra. La consistencia del suelo puede estimarse en el campo mediante ensayos sencillos, o medirse con mayor exactitud en el laboratorio.

4.    Plasticidad del Suelo
El contenido de agua con que se produce el cambio de estado varía de un suelo a otro y en mecánica de suelos interesa fundamentalmente conocer el rango de humedades, para el cual el suelo presenta un comportamiento plástico, es decir, acepta deformaciones sin romperse (plasticidad), es decir, la propiedad que presenta los suelos hasta cierto límite sin romperse

5.    Profundidad del Suelo
La Profundidad del suelo agrícola determina de forma clara la respuesta de los cultivos, ya que condiciona facilitando o limitando el volumen de tierra explorado por las raíces.
De la profundidad del suelo depende también la cantidad de agua que puede almacenar para las plantas cultivadas.
La capa freática también limita la profundidad efectiva del suelo agrícola que va a ser explorable por la raíces.

6.    La porosidad es el volumen de todos los espacios abiertos (poros) que hay entre los granos sólidos del suelo. La porosidad es importante para cultivar el suelo, ya que define el volumen de agua que puede ser retenida y dando así volumen al suelo.

7.    La permeabilidad del suelo es la propiedad del sistema poroso del suelo que permite que fluyan los líquidos. Normalmente, el tamaño de los poros y su conectividad determinan si el suelo posee una alta o baja permeabilidad. El agua podrá fluir fácilmente a través de un suelo de poros grandes con una buena conectividad entre ellos. Los poros pequeños con el mismo grado de conectividad tendría una baja permeabilidad, ya que el agua fluiría a través del suelo más lentamente, es el caso de los suelos arcillosos.

8.    Color del suelo.
El color del suelo es una de las características morfológicas más importantes, es la más obvia y fácil de determinar, permite identificar distintas clases de suelos, es el atributo más relevante utilizado en la separación de horizontes y tiene una estrecha relación con los principales componentes sólidos de este recurso. El objetivo de este trabajo es destacar el significado del color del suelo, así como las relaciones que él tiene con condiciones edáficas particulares. Se describen los sistemas más empleados en la designación del color, siendo el Sistema Munsell el de mayor uso. Los factores que influyen en la apreciación del color son la calidad e intensidad de la luz, la rugosidad de la superficie reflectora y la humedad de la muestra. El color del suelo es complejo, la medición se realiza mediante la comparación de la muestra con las plaquitas de colores que componen cada una de las hojas de Hue (matiz). Se evalúa el color predominante (color de la matriz del suelo), que se corresponde con el que ocupa más del 50% del volumen del suelo. Cuando existen varios colores, donde ninguno de ellos corresponde a más del 50% del volumen, se determinan todos los colores, comenzando con el que ocupa el mayor porcentaje. El color puede ser utilizado como una clave del contenido de ciertos minerales en el suelo, fundamentalmente minerales férricos ya que ellos proveen la mayoría y la mayor variedad de pigmentos al suelo. Se describe la variedad de colores (negro, rojo, amarillo, marrón, gris, entre otros) sobre la base del origen de los pigmentos y su relación con determinadas condiciones ambientales.

El color en sí mismo es de poca relevancia: su verdadera importancia radica en que el suelo tiene un conjunto de atributos que de alguna forma se relacionan con el color, siendo este diferente entre horizontes y entre distintas clases de suelos. En consecuencia, cualquier error en su determinación acarrea conclusiones equivocadas respecto a las características que se relacionan con él.

Su medición se realiza mediante la comparación de la muestra con las plaquitas de colores que componen cada una de las hojas de Matiz (Hue).

Se evalúa el color predominante (color de la matriz del suelo), que se corresponde con el que ocupa más de 50% del volumen del suelo. Cuando existen varios colores, donde ninguno de ellos corresponde a más de 50% del volumen, se determinan todos los colores, comenzando con el que ocupa el mayor porcentaje.

El color del suelo es complejo y, en ocasiones, existen combinaciones de ellos, en la forma de moteado y patrones. El moteado se refiere a cambios repetitivos del color que no pueden ser asociados con los atributos constituyentes del suelo. Uno de los más notables son las características redoximórficas. Para conocer más sobre las características redoximórficas y la descripción del moteado (color, cantidad, tamaño, contraste) se recomienda leer las referencias del Soil Survey Division Staff (1993 y 1999).

Por otra parte, es importante la identificación de patrones de colores relacionados con cambios en la composición del suelo y otros atributos como nódulos o superficie de la unidad estructural, por las inferencias que pueden hacerse con relación a la génesis o el comportamiento del suelo bajo determinadas condiciones de uso y manejo.

La medición del color se realiza en el campo utilizando una muestra, bajo dos condiciones: seco y húmedo, identificando la condición física de la muestra (agregado de suelo separado, friccionado, triturado o triturado y alisado). Para describir el color se utilizan dos parámetros: a) el color Munsell y b) la notación Munsell, p. ej., marrón fuerte [7.5YR 4/8].




Características físicas del suelo


Litosoles: Se considera un tipo de suelo que aparece en escarpas y afloramientos rocosos, su espesor es menor a 10 cm y sostiene una vegetación baja, se conoce también como leptosoles que viene del griego leptos que significa delgado.
Cambisoles: Son suelos jóvenes con proceso inicial de acumulación de arcilla. Se divide en vértigos, gleycos, eutrícos y crómicos.
Luvisoles: Presentan un horizonte de acumulación de arcilla con saturación superior al 50%.
Acrisoles: Presentan un marcado horizonte de acumulación de arcilla y bajo saturación de bases al 50%.
Gleysoles: Presentan agua en forma permanente o semipermanente con fluctuaciones de nivel freático en los primeros 50 cm.
Fluvisoles: Son suelos jóvenes formados por depósitos fluviales, la mayoría son ricos en calcio.
Rendzina: Presenta un horizonte de aproximadamente 50 cm de profundidad. Es un suelo rico en materia orgánica sobre roca caliza.
Vertisoles: Son suelos arcillosos de color negro, presentan procesos de contracción y expansión, se localizan en superficies de poca pendiente y cercanos escurrimientos superficiales
La textura
La textura del suelo es la proporción

Tipos de suelos

 Conocer el tipo de suelo con el que se trabaja es imprescindible. De su textura dependen sus propiedades físicas, las cuales determinan, en gran medida, su productividad.

Franco. Tiene una textura media (45%de arena, 40% de limo y 15% de arcilla), por lo que sus condiciones físicas y químicas son las mejores y el el más apto para el cultivo.

Turboso. Está formado por tierra vegetal descompuesta, por lo que tiene un bajo contenido mineral y un exceso de materia orgánica. Una gran ventaja es que no requiere de materiales productores de humus. Sin embargo, ocasiona problemas en el drenaje y es demasiado ácido, por ello requiere un aporte notable de cal.

Pedregoso. Contiene partículas muy gruesas y su drenaje es muy bueno, pero no retiene ni el agua ni los nutrientes. Es un suelo difícil de cultivar, aunque no imposible. Las plantas que mejor sobreviven en estas condiciones son las de hoja gris, cerosa o con vellosidad, como la aquilea y el verbasco.

Ligero o arenoso. Este tipo de suelo tiene una textura gruesa con un 75% de arenas, un 5% de arcillas y un 20% de limo, lo que le permite una gran aireación. Aunque absorbe bien el agua, no la retiene y se filtra con facilidad hacia el fondo. Estos suelos se secan con rapidez y no almacenan el agua como los arcillosos, por lo que precisan de riego frecuente, pero en poca cantidad. El riego por goteo es el más adecuado. Para mejorar las pérdidas de materia orgánica, es preciso el aporte de productores de humos y fertilizantes de lenta liberación. En este tipo de suelos viven bien las plantas que no soportan un exceso de agua, como los céspedes, los cactus y las crasas, y diversas especies mediterráneas.

Pesado o arcilloso. Su fina textura le otorga una elevada retención de agua y nutrientes. Tiene un 45% de arcillas, un 30% de limo y un 25% de arena. No obstante, la porosidad es baja y carece de buenas posibilidades de aireación.

Dificulta mucho el drenaje, el suelo se encharca y la mayoría de las plantas se pudren. En el momento de plantar, es necesario aportar una buena cantidad de mantillo o de turba, para airear y esponjar el suelo. Entre las especies que mejor resisten destacan los ranúnculos, lirios, helechos, calas, fresnos, chopos o abedules.

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